El primer día en un trabajo nuevo es emocionante, pero también puede ser abrumador. Como líderes y directivos, tenemos la responsabilidad de transformar esa experiencia en un camino claro hacia el éxito. Un plan de integración (o onboarding) bien estructurado no es solo una cortesía, es una inversión crucial para la productividad, la retención de talento y el crecimiento de la empresa.
¿Sabías que los empleados que tienen una experiencia de onboarding positiva son un 69% más propensos a permanecer en la empresa por al menos tres años? Ignorar este proceso significa arriesgarse a perder a tus mejores talentos antes de que siquiera tengan la oportunidad de brillar.
Aquí te mostramos cómo preparar a tus nuevos empleados para que no solo sobrevivan, sino que prosperen durante sus primeros 90 días en la empresa.
Mes 1: Sentando las bases
El primer mes es el momento de la inmersión total. El objetivo es que el nuevo empleado se sienta bienvenido, comprenda la cultura de la empresa y tenga las herramientas necesarias para empezar a trabajar.
Día 1: Más allá del papeleo. Evita que el primer día sea solo una pila de formularios. Prepara de antemano su puesto de trabajo, su equipo y sus credenciales. Organiza un almuerzo de bienvenida con el equipo o, al menos, una presentación personal. Esto ayuda a crear un sentido de pertenencia desde el principio.
Aclara el “por qué” y el “cómo”. Más allá de sus tareas, el nuevo empleado necesita entender la misión de la empresa, sus valores y cómo su rol contribuye a los objetivos generales. Organiza una reunión con su líder directo para revisar estos puntos y establecer metas claras para el primer mes.
Asigna un mentor o “buddy”. Conectar al nuevo empleado con un compañero experimentado que no sea su jefe puede marcar una gran diferencia. Este «amigo» informal puede responder preguntas que quizás no se atrevan a hacerle a su superior, como «¿dónde está la mejor cafetería?» o «¿cómo funciona realmente este proceso?».
Capacitación gradual. No satures a la persona con demasiada información de golpe. Crea un cronograma de capacitación que cubra las herramientas, software y procesos clave de forma progresiva.
Mes 2: Integración y crecimiento
Una vez que el nuevo empleado ya se siente más cómodo con el entorno y su equipo, el segundo mes es ideal para profundizar en sus responsabilidades y fomentar su autonomía.
Feedback constante. La comunicación bidireccional es clave. Mantén reuniones periódicas (por ejemplo, semanales o quincenales) para dar retroalimentación sobre su desempeño y, lo que es igual de importante, para escuchar sus impresiones, preguntas y sugerencias.
Proyectos con impacto. Asigna al nuevo empleado a un proyecto real que tenga un impacto tangible en el equipo. Esto no solo le da la oportunidad de aplicar lo que ha aprendido, sino que también le permite ver el valor de su trabajo.
Conexiones transversales. Fomenta la interacción con otros departamentos. Invítale a participar en reuniones o a colaborar con colegas de otras áreas para que comprenda mejor la dinámica de la empresa y construya una red de contactos interna.
Mes 3: Reflexión y proyección
En el tercer mes, el nuevo empleado ya debería sentirse como un miembro del equipo. Este es el momento de consolidar su rol y planificar el futuro.
Revisión formal de 90 días. Agenda una reunión para revisar los objetivos establecidos en el primer mes. Celebra los logros, identifica áreas de mejora y establece nuevas metas a largo plazo. Es una oportunidad para formalizar su posición y demostrar que su crecimiento es una prioridad.
Fomentar la autonomía. Anima al nuevo empleado a tomar la iniciativa en proyectos y a proponer ideas. Ya no es el «novato», sino un colaborador valioso que puede aportar una nueva perspectiva.
Plan de desarrollo profesional. Habla con él sobre sus aspiraciones a futuro dentro de la empresa. ¿Qué habilidades quiere desarrollar? ¿En qué dirección quiere crecer? Este tipo de conversaciones demuestran que te preocupas por su carrera y refuerzan su compromiso a largo plazo.
El onboarding es un ciclo continuo
Preparar a un nuevo empleado para el éxito no termina a los 90 días, pero un buen comienzo es la base para una relación laboral duradera y fructífera. En ASAP, creemos que invertir en las personas es la mejor estrategia para el éxito de la organización. Un proceso de onboarding intencional, humano y bien planificado es el primer paso para construir equipos fuertes y resilientes.