Muchas veces, cuando un joven busca empleo por vez primera está tan ansioso por conseguir un puesto, que no analiza adecuadamente si es el lugar adecuado para su desarrollo profesional. A continuación les compartimos seis señales de alerta que indican que tal vez no es buena idea aceptar un trabajo que en unos meses hará preguntarte: ¿en qué me metí?
1. Te dicen que las responsabilidades se acrecentarán, pero la paga no aumenta en la misma proporción
Si en la entrevista de trabajo te enumeran muchas más responsabilidades de las que se informaba en la descripción del puesto, presta atención. Es normal que no se detallen todos los deberes, pero si la lista crece alarmantemente puede que no corresponda a la paga que se ofrece. Analiza si esas otras actividades te ayudarán a ganar nuevas habilidades o si será tu deber atender obligaciones que deberían corresponder a otra área o persona. No te olvides de preguntarle a tu entrevistador todas las dudas que te surjan al respecto, porque son un factor de decisión importante.
2. Falta de oportunidades de aprendizaje
Debes analizar qué tanta oportunidad de crecimiento te ofrecerá el empleo, ya sea a través de las actividades que realizarás a diario o que la empresa se preocupe por invitar a profesionales que den charlas y aconsejen a sus empleados; que ofrezcan cursos de capacitación, asesorías o incluso que propicien que sus empleados tomen cursos en otros lugares. Investiga si la empresa destina un presupuesto especial a esta área.
3. Aceptar el trabajo te llevará en la dirección equivocada
Aunque no tengas muy claro hacia dónde quieres ir profesionalmente, pueden existir señales de que el puesto no es para ti. Piensa que éste es tiempo que “gastarás” haciendo algo que no te hará feliz ni te dará la experiencia ni el aprendizaje que requieres, mientras tu competencia profesional desarrolla las habilidades que te gustaría adquirir. Realmente es una forma de perder competitividad y esta insatisfacción podría afectar tu productividad. No sería un ganar-ganar para ti ni para la compañía.
4. Si hay un constante cambio de personal o renuncias constantes
Es difícil saberlo a primera vista, pero pueden haber algunas señales claras. Fíjate si en las bolsas de trabajo o páginas donde buscas empleo alguna vacante se anuncia constantemente o si una empresa siempre está en búsqueda de personal. Es una señal de alerta, pues la gente no se siente satisfecha con ese lugar. Otra posibilidad es que tu entrevistador mencione que es un puesto difícil de llenar o en el que hay mucha rotación. Incluso puedes hacerle preguntas directas, como: ¿A los empleados qué les gustaría cambiar de la empresa? ¿El sector ha sufrido golpes y cómo se han manejado? Dependiendo de las respuestas que recibas puedes tomar tu decisión.
5. Nadie te pregunta cuáles son tus metas a largo plazo
Si el entrevistador no se muestra interesado en tus planes a futuro y no te habla de posibilidades de crecimiento dentro de la empresa, probablemente sólo le interesa que ocupes un puesto de trabajo que no tiene mucho futuro. Cuestiona sobre la evolución y los retos que puede presentar tu puesto en el futuro para que determines si habrá crecimiento o no.
6. No hay química con el que será tu jefe directo
En las fases de entrevistas en algún punto serás entrevistado por quien será tu jefe inmediato. Asegúrate de sentir empatía y congeniar con la persona; analiza si tendrán una relación laboral fructífera. De lo contrario, puede ser tu primer enemigo en la empresa o alguien que limite tu potencial. No es necesario que sea tu mejor amigo, pero sí alguien que pueda fungir como guía y mentor, no que te ponga el pie a cada paso que des.
Fuente: https://www.entrepreneur.com