Comienza un nuevo día. Tan pronto llegamos a la oficina, pensamos decididos “hoy SÍ me saldré a tiempo del trabajo”. Pero conforme avanza el día se acumulan los pendientes; surgen los temidos bomberazos y el propósito de ir a casa temprano se vuelve cada vez más inalcanzable. Y bueno, esto sucede prácticamente todos los días.
Salir a tiempo de la oficina es mucho más que un capricho o un acto de rebeldía: es una premisa para nuestro bienestar físico y emocional, y aunque no lo parezca, también para el beneficio de nuestro propio trabajo.
Pero, ¿cómo podemos irnos a nuestra hora si quedan tantos pendientes por hacer? Por supuesto, ésta es una decisión que deberás tomar dependiendo de tu grado de responsabilidad en un proyecto o de la importancia de las tareas a realizar. Sin embargo, también es importante que consideres que el trabajo nunca termina: siempre habrá correos por responder, papeles que firmar, cuentas que hacer… ahí es donde debe entrar nuestra capacidad de organización y de priorización.
Mayor descanso. Y, por ende, mayor productividad. Laborar más de 8 horas al día se traduce en un desgaste físico y emocional que, tarde o temprano, se ve reflejado en el trabajo. Tener tiempo suficiente para hacer y pensar en cosas no relacionadas con el trabajo es indispensable para recargar energía y tener claridad mental.
Tiempo para ejercitarte. Piénsalo así: pasas más de 8 horas al día sentado, sin mover un solo músculo, cinco días por semana. Esto se traduce en más de 40 horas semanales de inactividad… claro, suponiendo que salgas de la oficina a tiempo. Si no quieres convertirte en un saco de enfermedades y malestares, es preciso que incorpores una rutina de ejercicio a tu vida. ¡Tu cuerpo, tu mente y tu empleo lo agradecerán!
Tiempo para cocinar. ¿Tienes tiempo para velar por tu alimentación? ¿Cuánta importancia le das a lo que llevas a tu boca? Si diariamente sales tarde de la oficina, lo más probable es que no te queden tiempo (ni ganas) de preparar tu propia comida… y que termines “alimentándote” con lo que se te ponga enfrente. Por el contrario, si sales a tiempo del trabajo, tendrás tiempo suficiente de prepararte algo nutritivo y sabroso.
Vida social. Al igual que descansar, ejercitarse y comer bien, socializar es una de las actividades más importantes para todo ser humano. Imagina salir todos los días a las 8 pm de la oficina, con dolor de cabeza y el único objetivo de ir a la cama. ¿Dónde quedan los cafés con los amigos, las visitas familiares y las citas románticas? Una vida sin tiempo socializar es una vida estéril. ¡No permites que esto te pase!
Establecer límites. Muchos líderes y empleados creen que trabajar hasta tarde los hará quedar bien con sus socios o jefes. Pero la mayoría de las veces sucede todo lo contrario: las personas que dedican su vida al empleo demuestran que no valoran su vida privada, y por ende, que están dispuestos a permitir que los demás los pisoteen. ¿Crees que eso deja una buena impresión de ti?
Aprender a administrar tu tiempo. ¿Cuántas veces no has perdido el tiempo procrastinando y, al final de la jornada, te encuentras apurado sin poder terminar tus pendientes? Proponerte salir a tiempo es una forma de obligarte a organizar tus tareas para ser más eficiente. Esto se notará no sólo en tu recién adquirido tiempo libre, sino también en la calidad de tu trabajo.
Ahora sí, ¿dejarás ese mal hábito de pasar horas extra en la oficina?
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