En las grandes empresas es común tener un sistema de evaluación que mida la productividad de los empleados; sin embargo, en una organización pequeña con pocos meses o años de vida puede que no sea igual.
Evaluar nuestro trabajo antes de que la compañía lo haga sólo puede tener ventajas: la primera es que se está un paso delante de las evaluaciones formales para saber qué tan bien va nuestro desempeño. Pero no es la única forma, a continuación, te mostraremos algunos beneficios y preguntas que te debes hacer según https://www.occ.com.mx, y que te ayudarán en tu autoevaluación.
• Conoces en qué actividades tienes mayor eficacia y en cuáles debes prestar más atención.
• Puedes corregir los hábitos en donde fallas antes de que se conviertan en un problema.
• Identificas si tu modo de trabajar necesita un nuevo enfoque.
• Investigas qué otros recursos te pueden ayudar a mejorar tu día a día.
• Llevar a cabo esta acción en un tiempo muerto de tu trabajo será de gran utilidad.
• No está de más mencionar que se requiere total sinceridad y, si es posible, realizarla por escrito.
A continuación te presentamos algunos de los aspectos más relevantes para estar al tanto de tu desempeño diario:
Organización
¿Distribuyes de manera adecuada el tiempo para cada tarea que te asignan? ¿Tienes un plan para realizar cada actividad?
Responsabilidad
¿Entregas en tiempo y forma lo que se te pide?
¿Tienes el interés de asumir labores extra por voluntad propia?
Conducta
¿Te manejas de forma espontánea y con respeto en cada actividad?
¿Opinas con franqueza en las reuniones?
Manejo de recursos
¿Sacas el mayor provecho de todas las herramientas con las que laboras?
¿Has propuesto nuevos materiales para realizar tus funciones?
Interacción con tu equipo de trabajo
¿Influye de manera positiva o negativa tu convivencia con tus compañeros, jefes, subordinados, clientes, etc?