Al emprender, una de las ideas que vienen a la mente es hacerlo con la familia, para que todos puedan participar, porque genera confianza y se trabaja para dejar un patrimonio a las siguientes generaciones, pero ¿qué tan recomendado es asociarse con familiares?
En torno al tema hay muchas opiniones, por una parte se cree que el dinero y la familia no deben mezclarse, mientras que está otro grupo que piensa que no hay personas en quienes mejor puedas confiar para emprender.
Más allá de las opiniones y comentarios, es muy común comenzar un negocio familiar, al grado que el principal motor de generación de empleo proviene por las micro, pequeñas y medianas empresas familiares.
De esta gran cantidad, 85% de estas empresas han resultado ser de corte familiar, generando 85% del total del empleo en el país y 60% del Producto Interno Bruto nacional. Estos números presentan una contradicción si nos referimos al periodo de vida de muchos negocios familiares ya que, a pesar de ser un eje fundamental en la economía, muchos de ellos mueren tempranamente.
Sin embargo, aunque nueve de cada 10 empresas son creadas por familiares, 76% desaparece sin haber llegado a los 25 años de existencia, lo que apunta a una posible situación de desorganización generacional en la que, los abuelos la crean, pero los nietos no pueden continuar el trabajo realizado.
Los beneficios
Emprender en familia tiene sus matices positivos y otros no tanto. Por ejemplo, la confianza, que puede convertirse en una gran fortaleza; o el conocer muy bien a los tuyos y saber para qué actividades específicas podrían desempeñarse mejor.
Por otro lado, un mal manejo de emociones, la inclusión de algunos miembros familiares por afinidad más que por capacidad o la falta de compromiso, normatividad y estrategia de sucesión planeada en los proyectos, por lo general conducen a la caída de los mismos.
Las claves
¿Cómo poder optimizar y hacer duradero un negocio con parientes? El proceso no es tan complicado, sólo se requiere poner en marcha los siguientes cuatro consejos:
- Tener visión a largo plazo de la empresa: para tener una empresa longeva, hay que concebirla como tal. Una visión ampliada del proyecto que incluya a futuras generaciones, ayudará a sentar las bases de una mejor organización.
- Planificar la sucesión: la certeza para el futuro de una empresa depende mucho de este punto. Es importante establecer criterios firmes de selección para las nuevas camadas, sobre todo en puestos directivos.
- Fundamental, la capacitación del personal: a l no preocuparse por este punto, la competitividad en los mercados se pierde. Formar mejores empleados y directivos es importante para el crecimiento, ya que apenas 55% de las empresas familiares del país cuentan con un porcentaje alto (76 a 100%) de directivos preparados, al menos, con licenciatura.
- Fomentar la competencia y elegir sabiamente: para combinar negocio y familia, es necesario elegir a los mejores elementos, no a los que más aprecias. Por ello hay que estar conscientes de quién está calificado para las funciones necesarias y, saber distinguir capacidad sobre apellido.
Fuente: http://elempresario.mx/