El miedo al cambio es parte de la naturaleza humana, también cuando tiene que ver con tu carrera profesional. Las cosas que conocemos nos transmiten seguridad porque son previsibles y las tenemos bajo control. Pero cuando se avecina un cambio, llegan con él un montón de incertidumbres, situaciones nuevas y difíciles de predecir que nos asustan. Es necesario entender que este temor es un sentimiento normal cuando vas a cambiar de trabajo, tanto si es por voluntad propia como si no es algo que hayas elegido. Pero es importante que estés atento a él para que puedas reconocer cuándo se convierte en algo que te aleja de buscar o aceptar un trabajo que te llene en lugar de conformarte con el que tienes solo porque ya lo controlas.
Cada vez tendemos más hacia una vida profesional en la que un trabajo para toda la vida resulta imposible de encontrar, y muchos jóvenes ya ni siquiera se lo plantean. El Instituto McKinsey asegura que los millennials tendrán 11 trabajos a lo largo de toda su vida. Eso supone muchos cambios y miedos a los que enfrentarse. Le ponemos nombre y apellidos a las distintas inseguridades que puedes sentir para que sepas a qué te enfrentas y sea más fácil ganar la batalla.
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Miedo a lo desconocido
Es quizá el temor más primitivo y el más obvio. Pero a día de hoy también resulta poco productivo: vivimos en una sociedad que cambia constantemente y cada vez se hace más necesario aprender a tolerar la incertidumbre. Ahora todo parece ir más rápido y en medio de esta cuarta revolución industrial el futuro de los trabajos es difícil de prever. “Cuando hacemos caso al refrán Más vale malo conocido que bueno por conocer estamos refiriéndonos a este miedo”, explica Diana Navarro, psicóloga laboral. “Pensar así hace que te estanques a cambio de seguir sintiéndote seguro. Los pensamientos catastrofistas te inmovilizan”.
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Sentirse cómodo
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Miedo a no ser suficientemente bueno
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Esta es quizá la razón más consciente por la que la gente se niega a cambiar de trabajo. “Está relacionado con la inseguridad y la falta de autoestima, aunque no es necesariamente síntoma de ningún trastorno”, explica Navarro. Cualquiera puede sentirse abrumado ante la idea de ocupar un puesto de más poder. Los sentimientos de no estar suficientemente preparado para el trabajo que te ofrecen son habitualmente manifestaciones de dudas sobre ti mismo. Pero hay muchas formas de superarlas.
Tener miedo es, en parte, lo que nos mantiene vivos. Pero no está bien dejar que esos miedos te impidan avanzar y encontrar un camino que podría hacer que tu vida fuera mucho mejor personal y financieramente. Así lo explica Patricia DiVecchio, autora de Trabajo Evolutivo: Desarrollando su potencial en tiempos extraordinarios, y presidenta de International Purpose, que ha estado ayudando a personas a manejar sus temores y descubrir su potencial y propósito en el trabajo. «Habitualmente tenemos miedo del conflicto que los cambios que podrían crear dentro y fuera de nosotros mismos», explica.
Y esto sucede incluso cuando los cambios nos pueden llevar a tener más éxito del que tenemos ahora. Conseguir lo que más queremos en la vida puede ser aterrador. «Hay una enorme responsabilidad en triunfar: implica tomar decisiones importantes, trabajar más y más duro, asumir que ciertas cosas se escaparán a nuestro control».
¿Qué puedo hacer?
- Empieza por el principio. Haz cosas que te den miedo cada día. Cosas pequeñas que te ayuden a tener la sensación de superación. Esta práctica te ayuda a construir tu «músculo del riesgo», así lo llama DiVecchio.
- Entrevista a 4 o 5 personas: amigos, familiares o compañeros de trabajo y pregúntales en qué piensan que eres bueno. A veces somos los últimos en ver nuestro verdadero valor. Mira los patrones que surgen de sus respuestas. Mira lo que se repite. Si todo el mundo dice que tienes una capacidad de comunicación maravillosa, presta atención a eso.
- Vive en el ahora. La ansiedad al cambiar de trabajo está basada en los pensamientos sobre el futuro. Recuerda que la mayoría de cosas a las que temes no pasarán nunca.
- Y si todo fuera mal… ¿qué sería lo peor que podría pasar? El fracaso no tiene por qué ser siempre negativo. (También depende de cuánto te juegues, claro). Equivocarte puede ser una buena oportunidad para conseguir más información sobre lo que se te da bien y lo que no. Intenta pensar en el fracaso como un feedback que necesitas para mejorar.
Fuente: https://retina.elpais.com