En medio de la peor crisis de los últimos tiempos, la Organización Internacional del Trabajo, OIT está celebrando –desde hoy hasta este jueves 9 de julio– una cumbre mundial para abordar los efectos del Covid-19 en el mundo del trabajo, bajo el lema “Construir un mundo del trabajo mejor”.
Se trata de una cumbre virtual, como lo obliga la globalización de la pandemia, y en la misma los representantes de los gobiernos, empleadores y trabajadores, y otras partes interesadas del más alto nivel, conectados desde cualquier zona horaria, podrán abordar la incidencia económica y social de la pandemia.
Esta Cumbre Virtual Mundial sobre el Covid-19 y el mundo del trabajo se celebra en un año en que la Conferencia de OIT y el Consejo de Administración no se han podido reunir con motivo de la pandemia. Es una oportunidad para discutir acerca de las dificultades y las respuestas de los países y las regiones que aún luchan contra el virus y aquellos que han emprendido el proceso de recuperación. Se analizará de qué manera la OIT y sus mandantes tripartitos pueden ayudar al mundo del trabajo y adentrarse en el futuro mejor.
Previos a esta cumbre planetaria, la semana pasada hubo eventos regionales, por continentes. Para las Américas el encuentro previo se realizó el 2 de julio, bajo el título “Reactivación productiva y trabajo decente en las Américas“, en el que participaron ministros del trabajo y representantes de organizaciones de empleadores y de trabajadores.
Para la Cumbre Mundial los gobiernos recibieron la invitación de la OIT por correo electrónico, como también instrucciones para acceder a las plataformas virtuales. Por su parte, los interlocutores sociales recibieron la invitación de las secretarías del grupo de los empleadores y de los trabajadores, respectivamente.
Las invitaciones contenían el enlace y la contraseña necesarios para participar, así como instrucciones para utilizar la aplicación Zoom, y los protocolos de inicio de sesión que facilitarán la identificación de los participantes en función de sus respectivos grupos, países y nombres. Los mandantes que enfrenten restricciones para utilizar Zoom debían solicitar asistencia de la OIT a través de la dirección GLOBALSUMMIT@ilo.org
Como respuesta inmediata a la pandemia, la Cumbre Mundial invitó a los participantes a inspirarse en la Declaración del Centenario de la OIT para el Futuro del Trabajo, la cual considera un marco propicio para reconstruir sobre bases más sólidas en el periodo de recuperación tras la pandemia.
El evento es público y su transmisión se verá en la página web de la Cumbre
La situación vista desde OIT
En el documento que ha distribuido la OIT como parte de la convocatoria a esta Cumbre Mundial, se presenta un diagnóstico bastante sombrío del mundo devastado por la pandemia, que ha causado y sigue causando un inmenso sufrimiento humano, dejando en evidencia la extrema vulnerabilidad de millones de personas y de empresas.
OIT estima que durante el segundo trimestre de este año el Covid-19 ha reducido en el mundo el 10,7% el total de horas trabajadas, lo que ha provocado la pérdida de 305 millones de empleos. Inicialmente las regiones más afectadas fueron Asia y el Pacífico, pero hoy son las Américas, seguida por Europa y Asia Central. Y es difícil predecir su futura trayectoria, porque en términos médicos y geográficos el virus no discrimina.
La pandemia también ha revelado las consecuencias de la desigualdad social. Ha provocado un aumento dramático de la pobreza y ha llevado al Programa Mundial de Alimentos a declarar que la próxima pandemia podría ser de hambre.
Lamentablemente, y a veces trágicamente, los trabajadores del sector de la salud, del cuidado, del transporte y los trabajadores de la limpieza, que hoy se consideran personal esencial, no siempre disponen de equipos y procedimientos de protección adecuados.
El Covid-19 tampoco ha afectado de la misma manera a mujeres y hombres. Ellas
están sobrerrepresentadas en los sectores más afectados, como el de los servicios, y en las ocupaciones que están en primera línea de la lucha contra la pandemia, como el sector de la salud y de cuidados a las personas. Y dentro de éste, las mujeres que trabajan en la economía informal están en situaciones más vulnerables, caso las empleadas domésticas, hoy en extrema dificultad.
Por otra parte, las mujeres tienen menos acceso a la protección social y asumen de manera desproporcionada la responsabilidad de los cuidados, lo cual se ha exacerbado con el cierre de las escuelas y guarderías.
En el plano de la formación y educación para el trabajo, los jóvenes sufren graves perturbaciones. El 50% de las personas en formación no podrán finalizar el curso dentro del plazo previsto, y el 10% duda de que pueda completarlo más adelante.
Uno de cada 6 jóvenes que tenían empleos antes de la pandemia, lo ha perdido, mientras que a los otros se les han reducido las horas de trabajo en un 23%. Y quienes recién han terminado sus estudios encuentran perspectivas muy sombrías en mercados de trabajo devastados.
El teletrabajo no es una opción al alcance de todos. OIT estima que sólo el 18% de los trabajadores desempeñan tareas y se encuentran en lugares que se prestan al teletrabajo.
Por último –advierte OIT– hay un evidente riesgo de que se esté creando una «generación del confinamiento». Esto porque las empresas, en particular las micro y pequeñas y medianas, se encuentran ante una gran incertidumbre por las pocas reservas para subsistir, incluso durante breves períodos de inactividad. Por lo menos 436 millones de empresas corren un gran riesgo de desestabilización.
Entre los sectores más golpeados por la pandemia se menciona: el comercio al por mayor y al detal y la reparación de vehículos automóviles; la industria manufacturera, los servicios de hotelería y restauración, y las actividades inmobiliarias, comerciales y administrativas.
Propuesta de 4 pilares
Es innegable el costo económico y social que debe asumirse para detener la pandemia, lo que ha generado un debate arduo sobre la interacción de los objetivos de política sanitaria y de política laboral. No obstante, “si no actuamos con determinación ahora contra la pandemia, inexorablemente el costo socioeconómico tendrá proporciones aún mayores en el futuro”, señala OIT.
En tal sentido, OIT defiende la adopción de respuestas al Covid-19 basadas en 4 pilares, que muchos de sus estados miembros ya han implementado:
– Pilar 1:estimular la economía y el empleo, una política fiscal activa y una política monetaria flexible; préstamos y ayuda financiera a sectores específicos, incluido el sector de la salud.
– Pilar 2: apoyar a las empresas, los empleos y los ingresos, y extender la protección social a toda la sociedad. Aplicar medidas de mantenimiento del empleo, ofrecer a las empresas ayuda financiera y fiscal, y otros medios de alivio.
– Pilar 3: proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo, reforzando las medidas de seguridad sanitaria. Adaptar las modalidades de trabajo (por ejemplo, el teletrabajo), prevenir la discriminación y la exclusión, proporcionar acceso a los servicios de salud para todo, y ampliar el acceso a las licencias remuneradas.
– Pilar 4: Recurrir al diálogo social para encontrar soluciones; fortalecer la capacidad y resiliencia de las organizaciones de empleadores y de trabajadores; fortalecer la capacidad de los gobiernos; fortalecer la negociación colectiva y las instituciones y procesos de relaciones laborales.
¿Qué pasará ahora?
Según OIT, mientras siga la pandemia las respuestas deberán aplicarse de forma eficaz, como preludio necesario al retorno gradual y seguro al trabajo. No obstante, ello no significa que se vuelva a trabajar como antes, al menos durante el período en que debamos seguir viviendo y trabajando con el virus, y mientras no se disponga de una vacuna o terapia de acceso universal.
Se está debatiendo mucho sobre cómo será el mundo del trabajo cuando superemos la pandemia, y la idea de una «nueva normalidad» en el trabajo está ganando terreno. Con demasiada frecuencia, se pasa por alto la distinción entre las nuevas prácticas que deberán adoptarse durante el actual período de amenaza del virus, y las perspectivas de futuro a más largo plazo, cuando ya no exista esta amenaza.
El riesgo de ello es que perdamos de vista que, a pesar de las limitaciones que hoy enfrentamos, el futuro del trabajo puede y debe ser lo que nosotros queramos que sea.
Fuente: http://ail.ens.org.co/