Estos son algunos de los trabajos más raros de la historia. Todos han dejado de existir, por suerte para los empleados que los desarrollaban.
¿Piensas que tienes un trabajo desagradable? Seguramente no sea para tanto, sobre todo si tenemos en cuenta los empleos que se estilaban hace unos siglos, e incluso hace unas décadas.
Algunos de los trabajos más raros del mundo han sido suprimidos, por suerte o por desgracia para los que se dedicaban a ellos. En algunos casos ha sido la tecnología la encargada de acabar con ellos, mientras que en otros simplemente eran tan absurdos que el progreso los barrió del mapa.
Lector de periódicos en fábricas
Hubo una época en la que el rampante analfabetismo, particularmente entre la clase obrera, obligaba a los ciudadanos a depender de otros para informarse.
Un caso concreto es el de las fábricas, en las que había una persona encargada de leer en voz alta las noticias a los obreros, que donaban una pequeña parte de su salario para ello.
La tradición comenzó en las fábricas tabacaleras de Cuba.
Nomenclátor
En la antigua Roma, la gente importante tenía que recordar muchos nombres. No siempre era posible hacerlo con todos sus apellidos, familia, nomen y cognomen, así que se creó una profesión de ello.
Los nomenclárotes se encargaban de susurrar al oído de su señor el nombre de los visitantes. Es un trabajo extraño que ha sido suprimido, como no podía ser de otra forma.
Frenólogo
La frenología estuvo muy de moda en el siglo XIX. Se trata de una pseudociencia que determina -o eso dice- la personalidad de un sujeto según la forma de su cabeza, algo que habitualmente tomaba tintes muy racistas.
Por suerte ya nadie o casi nadie cree en ella, así que el puesto de frenólogo ha sido felizmente suprimido.
Recurreccionista
No siempre hay suficientes cadáveres disponibles para enseñar clases de medicina. Actualmente hay recursos disponibles para enseñar sin tener que sacar a un muerto de la tumba, pero hace siglos no era así.
Hace más de un siglo trabajar como “resurreccionista” te garantizaba una buena paga. Y todo por cavar en el cementerio más cercano y perturbar el descanso de algún inocente.
Sin duda es de las profesiones más raras de la historia.
Exterminador de ratas
Eliminar plagas con venenos o trampas parece fácil ahora, pero hace unas décadas no era así. No sólo no eran tan accesibles los venenos industriales, sino que había tantas ratas que no había trampa capaz de ahuyentarlas a todas.
Por eso mucha gente se dedicaba a exterminar ratas con sus propias manos, o con herramientas. Menos mal que ya no son necesarios, al menos en buena parte del planeta.
Recogedor de bolos
Las boleras actuales cuentan con sistemas automatizados para colocar los bolos cuando han sido derribados. Antiguamente la cosa era distinta, así que era necesario tener a un empleado -normalmente un joven sin recursos- enderezándolos.
No es de los trabajos más raros de la historia, aunque sí que merece mención.
Predicador de noticias
Al igual que el lector de periódicos en fábricas, el analfabetismo obligó a las autoridades a crear un puesto de trabajo particularmente extraño visto desde nuestro días: el predicador de noticias.
Esta persona estaba protegida por la ley contra cualquier daño, y es que cuando comenzaba a gritar noticias en la plaza pública éstas eran habitualmente mal recibidas.
Fuente: http://www.ticbeat.com/