Cada vez es más frecuente que las organizaciones flexibilicen su operación, abriendo la puerta a nuevos esquemas laborales como el BYOD (Bring Your Own Device o trae tu propio dispositivo), la holocracia y el teletrabajo. Este último brinda mayor autonomía a los empleados en la distribución de tiempos, permitiéndoles tener un mejor balance entre sus actividades profesionales y laborales.
Otra ventaja de este modelo es que permite optimizar el manejo de tiempo, al aprovechar periodos que normalmente se invertían en traslados a la oficina, lo que resulta sumamente atractivo en lugares tan afectados por el tráfico vehicular como la Ciudad de México.
Aunque aún en ciernes en nuestro país, el home office ofrece una opción viable tanto para empresas como para usuarios. De acuerdo a la Guía del mercado laboral de Hays, 36% de las organizaciones encuestadas ofrecen esta alternativa para cargos en áreas específicas, integrando paulatinamente esta modalidad en su esquema operativo.
Sin embargo, uno de los principales argumentos contra estas iniciativas es una problemática que atañe a todos los seres humanos: el postergar las cosas. Y es que, fuera de un entorno regulado y delimitado como la oficina, una de las preocupaciones de los empleadores es que al carecer de una supervisión tangible, los trabajadores se distraigan o pierdan el tiempo que deberían destinar a cumplir con sus obligaciones contractuales.
Más allá del factor confianza, una correcta gestión de tareas y horas permite una operación más fluida y ágil, dando la oportunidad de dirigir las actividades por cumplimiento de objetivos, no de horarios.
“El tiempo es lo más democrático que existe en el universo, todos tenemos las mismas 24 horas al día, eso no cambia. Lo que hace la diferencia es la forma en que administramos nuestro tiempo, las empresas líderes no buscan supervisar lo que haces cada minuto, sino que se encargan de administrar los resultados que generas con ese tiempo”, apuntó Raciel Sosa, director general de Leadex.
El ejecutivo señaló que el 90% de las personas no tiene un método para administrar su tiempo, esto porque en realidad no existe un esquema único para distribuir las tareas, sino que cada individuo se plantea una organización de acuerdo a su experiencia empírica. En lo que corresponde al trabajo desde casa, en la firma han identificado dos perfiles frecuentes: procrastinator o workaholic.
En ambos casos, al no contar con un límite físico para su operación, unos tienden a posponer el trabajo en favor de otras actividades, mientras que otros desplazan sus necesidades personales al enfocarse completamente en el cumplimiento de objetivos profesionales, ya que las barreras de horario se han difuminado.
“Las personas más efectivas son quienes logran balancear el tiempo personal y el de trabajo. Lo ideal es tener un método equilibrado para cada uno de los roles de vida que te determinan, es decir, tus obligaciones laborales pero sin descuidar amigos, familia u otros objetivos que te has planteado como persona”, agregó.
Sosa establece tres principios a definir para la administración de tiempo:
1. El reloj y la brújula
“La gente piensa que al administrar el tiempo el reloj es la herramienta más importante, pero en realidad la brújula es el instrumento que nos ayuda a identificar a dónde vamos. Es necesario determinar lo que queremos hacer con nuestra vida, porque el tiempo es un recurso más y tenemos que usarlo para lograr los objetivos que queremos alcanzar. Hay que ponderar los roles que nos van a permitir lograr lo que queremos y priorizar los más importantes”.
2. De lo urgente a lo importante
“Cada quién autoelige sus diferentes roles de vida, una vez que los definimos y enlazamos con los objetivos que buscamos podemos empezar a administrar el tiempo a partir de dos factores: lo urgente y lo importante. Lo urgente es aquello que una presión externa te lleva a concretarlo en ese momento, la importancia es el valor que yo le asigno a las cosas; la combinación de esos factores te ayuda a identificar la ruta más eficiente en la toma de decisiones”.
3. Crear un ambiente de productividad
“Ya que tienes un proceso de objetivos establecido y los criterios adecuados para priorizar actividades, la cuestión es mantenerse enfocado. El home office se ha vuelto una muy buena alternativa laboral, pero uno tiene que crear un entorno físico apropiado para trabajar, de modo que el empleado pueda evitar las distracciones y aprovechar mejor las herramientas tecnológicas que tiene a su favor, de modo que pueda realizar las tareas de manera fluida, sencilla y eficiente”.
Fuente: https://www.entrepreneur.com