Las características del trabajo en equipo efectivo se dividen en características del clima organizacional, características del líder y otras que se refieren a la psicología de los grupos y las dinámicas que ocurren dentro de ellos.
El trabajo en equipo a cualquier situación en la que dos o más personas deben reunirse con el fin de realizar un conjunto de tareas que, por lo general, no se pueden hacer en solitario. Pero, formar un equipo de trabajo no implica, automáticamente, que se logre un buen trabajo en equipo. Lo segundo es algo que debe aprenderse y fomentarse.
Dado el alto nivel de competitividad que existe en los entornos laborales, no siempre es sencillo sumar los esfuerzos individuales de cada empleado para lograr un buen trabajo en equipo. Se requiere de un clima laboral propicio, de un buen sistema de liderazgo y de un conjunto de características específicas de quienes participan del equipo.
Pero, cuando se logra cimentar las bases para un buen trabajo en equipo, los resultados superan las expectativas y se controla más fácilmente el eventual error o conflicto, natural en las acciones humanas. De modo que vale la pena poner un empeño adicional en lograr que el buen trabajo en equipo sea el estándar de todo lo hecho en un empleo.
En el presente artículo se abordarán y explicarán con detalle 10 características que deben forjarse y explotarse para lograr un buen trabajo en equipo. Unas guardan relación con el logro de un clima organizacional óptimo, otras con el desarrollo de un mayor liderazgo y, las últimas, con los rasgos propios del equipo de trabajo.
Cualquiera que haya tenido la desagradable experiencia de colaborar con un equipo de trabajo poco cohesionado o mal llevado, sabrá lo difícil que resulta entregar resultados acordes a los objetivos y el estrés personal que representa. Vale la pena, entonces, darle una oportunidad a estas estrategias para mejorar la experiencia de trabajo en equipo.
Las características del trabajo en equipo efectivo
Características del clima organizacional
No hay trabajo en equipo de calidad posible si el entorno no es el adecuado para permitir al equipo trabajar a sus anchas. La empresa es el lugar donde se reúne el grupo de trabajo, pero también es el principal motor de las relaciones de estos. De acuerdo a la filosofía de dicha empresa, los equipos tenderán a estar más o menos unidos.
Por ello la principal responsabilidad para con el trabajo en equipo de calidad la tiene la empresa misma, y debe ser esta la que dé el ejemplo para promover mejores relaciones laborales. A continuación, se ofrecerán las tres características a fomentar para mejorar el clima organizacional y, con ello, la calidad del trabajo en equipo.
1- Se busca en el grupo el bienestar del individuo
Si una empresa, como entidad, no se preocupa por cómo son sus empleados, qué les gusta y disgusta, cómo pasan su tiempo libre, es menos probable que los empleados se relacionen bien entre sí. Ello, pues entenderán a la empresa como un lugar frío al que solo se puede ir a trabajar.
Si, en cambio, la empresa, a través de sus figuras directivas o de sus programas corporativos, se muestra atenta a las necesidades del empleado, este se sentirá más apreciado y rodeado de humanos. Ello despertará su interés por contactar humanamente con sus compañeros de trabajo.
Así pues, figuras relevantes pueden preguntar por las metas y aspiraciones personales de los empleados y mostrarse dispuestos a ayudarlos a cumplirlas. Por ejemplo, si la meta de un empleado es culminar o iniciar un postgrado, que esta le permita flexibilizar sus horarios, sin que necesariamente el empleado lo pida.
Otras formas que tiene la empresa de mostrar su interés por el empleado, es organizar actividades deportivas, familiares o de ocio extramuros. Programar días padre-hijo, por ejemplo, y que los jefes se muestren cómodos y complacidos por la presencia de los niños es una forma de decirle “me interesas más que como un simple empleado”.
Finalmente, mostrar interés por los empleados es preocuparse por su comodidad. Permitirles personalizar sus oficinas o cubículos, tener salas de descanso, comedor o cafetería e incluso gimnasio, manda un claro mensaje: “contraté al humano, no al empleado”, pero también “gracias por confiarnos tu trabajo; así te lo recompensamos”.
2- El equipo está actualizado a nivel de formación y tecnología
Pedirle a un equipo de trabajo que haga un buen trabajo de equipo es equivalente a pedirles que estén actualizados profesionalmente para enfrentarse a cada nuevo reto. Y resultaría incongruente pedir esto, cuando las políticas de las empresas son inflexibles o muy lentas para procurar las actualizaciones necesarias en materia laboral.
Contar con los ordenadores, softwares, maquinarias y servicios actualizados es vital si se quiere un trabajo en equipo a la altura de las exigencias tecnológicas actuales. Así que habría que anticiparse a estos cambios y refrescar continuamente la cara tecnológica de la empresa. Escuchar las propuestas de los empleados al respecto también es útil.
Pero el espíritu de actualización no acaba allí. También en materia de procesos es relevante la actualización. Manuales de procedimiento, manuales de cargo, contratos, reglamentos internos, programas de remuneración, etc.; todo debe mantenerse actualizado a la misma velocidad que se les exige a los empleados actualizarse.
Un empleado que sabe que su empresa compra el nuevo software en su semana de lanzamiento y que actualiza los sueldos ante las más pequeñas fluctuaciones de la economía, sabe que debe dar lo mejor de sí en todo momento. Que debe actualizarse o será reemplazado como se cambia de software.
Pero para que lo anterior no funcione únicamente como una amenaza (que sería sumamente nocivo para el clima laboral), la empresa debe mostrarse abierta a actualizar a sus empleados. Un programa de formación continua para cada empleado lo hará sentir apoyado en el camino de la empresa a tomar el futuro en sus manos.
3- Se promueve una política de libertad de comunicación plena
Si, como empresa, muestras interés por tus empleados y te mantienes a la cabeza de los avances en el mundo laboral, pero tu empleado no puede expresarse plenamente en todas las situaciones en que está involucrado, entonces todo lo anterior se cae. El empleado debe sentirse siempre en plena confianza para expresarse a sus anchas.
Pero, aun mostrando una apertura total hacia una buena comunicación, siempre es posible que existan situaciones lo suficientemente delicadas o polémicas como para que el empleado tema dar su opinión en voz alta. Allí la empresa debe establecer mecanismos anónimos, pero eficientes, para la comunicación.
Un buzón de reclamos y sugerencias virtual, por ejemplo, puede ser muy útil, lo mismo que un psicólogo organizacional, que pueda asesorar, de forma neutral y sin conflictos de intereses, al empleado en situaciones complicadas como el mobbing o acoso laboral. Permitir y promover la formación de sindicatos es otra buena señal.
Finalmente, así como muchas empresas aplican evaluaciones del rendimiento laboral de forma periódica, con igual periodicidad, se le debería permitir al empleado evaluar a la empresa. Y que se noten los cambios de la empresa tras esta evaluación para que no pierda sentido el comunicar las opiniones negativas o las sugerencias.
Características del liderazgo en el equipo
Si ya la empresa como entidad está haciendo un trabajo notable por mejorar su clima interno, se han ganado pasos importantes para el logro de un buen trabajo en equipo. Pero cada proyecto de trabajo tiene un líder principal, quien tiene el deber de guiar y administrar los esfuerzos del equipo. Por ello, su rol es fundamental para este proceso.
Mucho es lo que se ha hablado acerca de lo que debe y lo que no debe hacer un buen líder. Pero acá se hará énfasis únicamente en los aspectos de un líder que promoverán un mejor trabajo en equipo. A continuación, se explicarán las tres características del liderazgo que permiten construir un trabajo en equipo efectivo.
4- Existe un liderazgo móvil
Si bien la responsabilidad mayor de un proyecto recae sobre su líder, y este tiene que aprender a gerenciar y delegar funciones, allí no acaba el asunto. Delegar funciones implica únicamente que el líder no haga el trabajo que es responsabilidad de otros. Pero un liderazgo móvil implica el cambio de roles y responsabilidades de trabajo.
Eso quiere decir que el líder promotor de un buen trabajo en equipo en ocasiones cederá su rol de líder a una o más personas y asumirá él un rol similar al de cualquier otro miembro del grupo. Ello no implica rebajarse de su investidura, ni eliminará el respeto que el líder intenta forjarse en su grupo. Por el contrario, le dará una mayor autoridad.
En los manuales de liderazgo siempre se recomienda que el líder trabaje más que todos en su equipo, para ser ejemplo de la energía que quiere ver en los demás. Pero este es un consejo de aplicación dudosa. ¿Cómo se trabaja más cuando solo se tiene un rol gerencial y no operativo? ¿Qué pasa si alguien del equipo es más industrioso?
La idea no es que el líder compita con su equipo en cuanto a lucir más eficiente. Porque la eficiencia no se mide por cantidad de trabajo, sino por la calidad del mismo y su trascendencia. Así pues, liderar equipos, aun cuando implica un trabajo visualmente más pasivo o ligero, es de mucha importancia por la trascendencia y calidad que tiene.
Cuando un líder cede su rol a otros y asume el de otros, y esta es una dinámica continua, el grupo sabe que el líder es capaz de comprender la parte operativa del proyecto, que es eficiente en muchas áreas, pero que también confía en el liderazgo de cada miembro. Esto aumentará la confianza de todo el equipo, necesaria para conseguir el éxito.
5- El líder promueve la justicia
En un proyecto laboral no todo podrá ser color de rosa en todo momento. En cualquier fase del trabajo pueden surgir disputas, debates, problemas, trampas, mentiras, etc. Si bien, una parte fundamental del trabajo en equipo es que cada miembro cuente con habilidades de resolución de conflictos, el peso mayor recae sobre el líder de proyecto.
Cuando un problema no puede resolverse directamente por el grupo de trabajo o cuando permitir que el grupo busque una solución retrasaría mucho el proyecto, el líder debe intervenir y arbitrar la situación. Pero si quiere salir bien parado de esta situación, debe hacer uso de un profundo sentido de la justicia.
La primera parte de una aplicación eficiente de la justicia es un monitoreo constante. Si cada vez que surgen estas situaciones son sorpresivas para el líder, además de retrasar los procesos, se creerá poco en la objetividad del líder para resolverlas. El líder debe ser capaz incluso de anticiparse a los problemas, dada su observación continua.
La siguiente parte es una escucha activa. Para poder emitir un juicio (que es sobre lo que va la justicia), es necesario escuchar atentamente a las partes involucradas. Hacer preguntas que demuestren atención e interés por los puntos de vista divergentes y que no sean tendenciosas. Solo después de esto se puede analizar con mente fría la situación.
Y ya comprendida la situación, la respuesta del líder debe valorar muy bien los proes y los contras. Precipitarse con reclamos o amonestaciones puede darle un clima punitivo al liderazgo. Lo ideal sería tener reglas previas para este tipo de situaciones, y aplicarlas luego con un equilibrio adecuado entre firmeza y flexibilidad, equitativa para todos.
6- El íder promueve una comunicación efectiva
Es deber de cada miembro del equipo pulir sus herramientas comunicacionales. Pero en el líder esto es vital, ya que será él quien informe al grupo sobre cada una de las tareas que componen el proyecto a realizar, las reglas y demás componentes. Además, es muy probablemente quien comunicará los resultados a sus superiores.
El buen líder, entonces, comunica con claridad y de forma oportuna todos los entretelones de un trabajo a realizar a su equipo, y los mantiene informados continuamente sobre cualquier cambio relevante en sus bases. Esto, mientras promueve una comunicación sincera y fluida entre los miembros, y entre estos y él.
Pero promover la comunicación efectiva es algo mucho más fácil de decir que de hacer. Incluso en los mejores equipos de trabajo siempre subyacen rencillas viejas, vestigios de competencia insana, introversión y otros bloqueadores de la buena comunicación. Y ni el mejor de los líderes conocerá todas las barreras que esconde un grupo de trabajo.
Y en ocasiones deberá esconderle a su equipo información delicada o confidencial que conoce solo por su rol. Todo esto puede ser el perfecto caldo de cultivo para conflictos comunicativos si se le intenta controlar como quien va de cacería o si se le ignora sistemáticamente. Tampoco sirven aquí los sermones aleccionadores.
El truco es asumir, como adultos, que posiblemente existen estos problemas y aclarar que no se les dará cacería pues, también, como adultos, es posible regularlos en pro de un buen trabajo. Hacerle ver al grupo que se les entiende como humanos, susceptibles de cometer errores en la comunicación, paradójicamente, mejora la misma.
Otras características de la psicología del grupo
Ya la empresa y los líderes de proyecto han hecho su parte, para que los equipos de trabajo se fortalezcan y produzcan trabajos de calidad. Pero ahora falta que el equipo mismo ponga en funcionamiento las habilidades correctas para que se suceda ese mítico e idílico trabajo en equipo. A continuación, sus 4 características fundamentales.
7- Se alienta la autoconformación de los grupos
En la mayoría de las ocasiones, los equipos de trabajo son armados por terceros, incluso ajenos al equipo en cuestión. Los miembros del equipo no tienen más opción que juntarse y aprender a tolerarse. Pero, siempre que sea posible, es recomendable permitir que los equipos se conformen a sí mismos.
Permitir que un equipo se autoconforme puede realizarse de dos formas. En la primera, se les permite a las personas elegir el proyecto en el que les gustaría trabajar de entre una lista limitada. Y en el segundo, con un proyecto ya definido cada miembro que se incorpora sugiere la incorporación de otro hasta llenar las plazas para el equipo.
Esto puede ser riesgoso en algunos casos, pues puede propiciar relaciones laborales enquistadas, donde unos son los siempre favorecidos y otros los siempre ignorados. Para que funcione, los empleados deben conocerse muy bien entre sí, deben evitarse las rencillas o celos profesionales, y procurar que todos apuesten al logro colectivo.
Los equipos autoconformados pueden ser mucho más eficientes, pues están llenos de personas que desean estar allí y/o que fueron elegidas por el grupo mismo. Estas personas se sentirán mucho más valoradas y, en efecto, el equipo contará con un personal más calificado para cada área importante.
8- Alienta la autorregulación de los grupos
Sea que se haya logrado o no que los equipos se autoconformen, es igual de importante que se autorregulen. Aunque exista un líder, cada miembro debe creer en lo que hace y velar por que se haga bien. En vez de motivar el seguimiento de normas, el líder debe convencer a los miembros de la importancia de lo que están haciendo.
En los muy famosos y vigentes sistemas de gestión ágil de proyectos (como el Scrum Managment) los grupos se autorregulan. Existen reuniones diarias donde cada cual informa sobre lo que ha hecho, lo que hará ese día y las dificultades que tendrá. Y sin necesidad de que un líder lo ordene, los miembros ofrecerán su ayuda al compañero.
La base de un grupo autorregulado es lograr una buena organización inicial. Si todos saben lo que deben hacer, cómo y por qué deben hacerlo, cuánto tiempo tienen para hacerlo, qué es más prioritario, qué problema pueden encontrarse, etc., es más sencillo que se tomen decisiones autónomas en el camino.
Un grupo autorregulado siente una mayor motivación al logro, que el de uno que es arreado por un líder carismático. Ello genera, también, relaciones laborales más maduras y fraternas, menos competitivas, y hace que los logros se sientan como producto del esfuerzo colectivo.
9- Se fomenta la creatividad
Un buen trabajo en equipo no es el que se limita a completar las tareas. Es el que se encarga de ofrecer un valor agregado, el que innova, el que rompe con los esquemas y es creativo. Pero eso no es posible en un grupo donde la creatividad se censura o es producto de burlas. Un buen equipo de trabajo se siente continuamente invitado a crear.
Ya en los puntos anteriores se ha hablado bastante sobre la importancia de una buena comunicación. De la empresa hacia los grupos de trabajo y del líder hacia su grupo. Pero qué pasa con el grupo mismo. Como resulta obvio, es beneficioso que sus propios miembros sean excelentes comunicadores de todo cuanto hacen y piensan.
Pero muchas veces, la importancia que se le da a la comunicación se centra más en la retroalimentación de los procesos llevados a cabo, la revisión y corrección, la expresión de quejas, etc. Esa es una parte importante, pero no lo es todo. La comunicación creativa es la piedra angular de todo el resto del proceso comunicativo.
Aunque parezca absurdo, casi siempre será más fácil comunicar incluso el más incómodo de los reclamos que expresar una nueva idea, especialmente si suena loca o arriesgada. El empleado se expone más al ser creativo que al decir cualquier otra cosa. Así que, si logramos que se exprese con creatividad, se expresará en todo lo demás.
Y lo mejor es que el único beneficio de abrirle las puertas a la creatividad no es mejorar las bases de la comunicación. Sino que un equipo que no teme expresarse de forma creativa encuentra muchas más salidas a situaciones difíciles y termina por dar más de lo que se pidió. ¿Cuántas soluciones brillantes se pierden por el temor a ser creativos?
10- El grupo tiene unos valores característicos
Muchas empresas invierten grandes cantidades de dinero en programas de fijación de valores empresariales. Esto se traduce, habitualmente, en charlas, seminarios o talleres donde se les presentan a los empleados la filosofía y valores que desea fomentar la empresa. Pero, la mayoría de las veces, esto es un vil engaño.
A casi ninguna empresa le importa realmente que sus empleados crean en los valores que esta ha definido. Le basta con que se comporten de una forma similar a la que esos valores dictan, aunque, de la puerta de la empresa hacia afuera, el empleado se comporte de una manera completamente diferente.
Pero, una tendencia vigente dentro del mundo de la psicología organizacional indica que el éxito o la calidad de un empleado no debe ser medida solo por su capacidad de cumplir órdenes o resolver problemas laborales. Para que un empleado se considere exitoso, su trabajo debe catapultarlo a convertirse en mejor persona en todas las áreas.
Así pues, cada tarea, proyecto o actividad que se realice en una empresa, puede conllevar un aprendizaje vital. Puede ayudar a fijar valores; tanto los de la empresa como muchos otros. Si cada proyecto de trabajo en equipo se configura de una manera holística, el empleado saldrá siendo una mejor persona de allí.
Todas esas bonitas palabras que se usan al hablar de un buen trabajo en equipo (respeto, generosidad, tolerancia, unidad, responsabilidad, etc.) quizás no existan antes del trabajo en equipo, pero se pueden construir con este. En otras palabras, el mejor trabajo en equipo es siempre el que está por hacerse, y ello gracias al que se está haciendo.
Fuente: https://www.lifeder.com/