“En mi anterior trabajo, mi inmediato superior no tenía las cualidades de líder. Todo el tiempo nos reñía por no hacer caso a lo que ordenaba. Consideraba que por su cargo jerárquico podía hacernos sentir mal. Muchas veces pasaba a los gritos cuando se tenía alguna discrepancia de ideas e imponía su punto de vista”, señala Alejandro (nombre ficticio) al explicar por qué se fue de trabajo.
Luis Durán, especialista en Recursos Humanos, afirma que la mayoría de los negocios, aún sin ser demasiado conscientes de ello, tienen entre sus áreas de trabajo líderes que afectan negativamente al cumplimiento de sus objetivos y no dan un trato adecuado a sus colaboradores.
“Ellos no son herramientas, son el mayor recurso de una empresa y, entonces, el objetivo del líder es mejorar y potenciar las habilidades de cada uno de sus trabajadores”, indica.
De una vez fusiona todas esas capacidades para trabajar en equipo y, de esta manera, se alcanzan las metas de la organización, afirma.
El liderazgo no es cuestión de poder ni de lograr que los empleados realicen sus funciones por miedo.
La experta en Recursos Humanos, Patricia Cassab, aclara que un líder es una persona que posee diversas cualidades y aptitudes. Explica que tiene la capacidad de influir en otras personas dando a conocer, de buena manera, qué dirección tomarán para alcanzar las metas de la empresa y delegar funciones con un objetivo determinado.
Ambos profesionales consultados indican que la mayoría de las empresas cochabambinas tienen líderes autocráticos y dan a conocer los errores más comunes de liderazgo que se desarrollan en las organizaciones. Por lo tanto, estos expertos proponen tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:
1. Medir la producción con estadísticas
Los líderes autocráticos y burocráticos miden la producción de la empresa y/o sus resultados basándose en números y se olvidan del lado humano. “Deben considerar que si el equipo está motivado y tienen claras las instrucciones y las metas a alcanzar, la productividad aumentará mucho más”, recomienda Durán.
2. Las funciones están a cargo del líder
Existen algunos jefes a los que les cuesta delegar las tareas entre sus trabajadores y de repente son los que más trabajan. “Puede ser porque les cuesta planificar o porque no tienen confianza en su equipo de trabajo. Lo ideal es repartir las funciones entre los trabajadores para obtener los resultados deseados”, explica Cassab.
3. Información reservada
“Mi actual jefe tiene reuniones con los altos mandos, yo no puedo participar, así que me entero de las tareas que tengo que realizar por otros compañeros que sí están presentes, pero él no me avisa nada, cree que soy adivina”, cuenta Susana (nombre ficticio).
Al respecto, Cassab menciona que el líder debe asumir ante los superiores el éxito de su equipo de trabajo como también los fracasos. “No es cuestión de lavarse las manos haciendo quedar mal al resto de los trabajadores. Un buen líder trabaja en equipo”, dice.
4. Capacitar nuevos líderes
Los líderes deben consideran que estar en un alto cargo también implica capacitar, orientar a los trabajadores y dejar a un lado los temores de que “pueden robarles el puesto”. Los jefes tendrán que considerar que si mañana tienen un ascenso laboral, quién va a cubrir su puesto si sólo él sabe cómo realizar las funciones. Entonces, debe formar a otras personas para que el cambio no sea tan brusco, recomienda Cassab.
5, Poco interés en capacitarse
“En nuestro contexto sucede que los líderes asumen ese puesto porque es su turno (…). Las habilidades de líder se pueden adquirir con el tiempo y experiencia, por lo tanto, es necesario capacitarse para conocer diferentes herramientas de liderazgo”, dice Durán.
Los especialistas sugieren que se adopte un rol de “líder situacional”; es decir, dependiendo de la situación y de cómo es el perfil de las personas, se puede ser un líder autocrático, por ejemplo, cuando los trabajadores están todo el día en las redes sociales, o ser un líder participativo, permitir que opinen y den a conocer propuestas al momento de planificar un nuevo proyecto.
Los expertos recomiendan que al tener un jefe autoritario se puede aplicar la comunicación asertiva: “decir lo que pienso, siento y quiero pero sin dañar a los demás”. “Al expresar lo que deseamos, se pueden conseguir buenos resultados”, acota Cassab.
Por su parte, Durán considera que los empleados no dicen lo que piensan acerca de su jefe porque consideran que se les puede sancionar o puede perder el puesto por ser francos. “Es necesario que las empresas incluyan canales de comunicación para lograr que se expresen de manera anónima: mediante correos electrónicos, encuestas y buzón de sugerencias”, explica el experto.
Fuente: http://www.lostiempos.com