Las mujeres trabajan mejor y rinden más que los hombres en temperaturas interiores más altas, asegura un estudio presentado este miércoles que sugiere que «subir el termostato en la oficina puede resultar en una mayor productividad femenina».
El informe realizado por la Universidad del Sur de California (USC) analizó los resultados en tareas de matemáticas y pruebas verbales.
«Ha sido documentado que a las mujeres les gustan más las temperaturas en interiores más cálidas que a los hombres, pero la idea hasta ahora era que se trataba de un caso de preferencias personales», señaló el autor de la investigación, Tom Chang.
En la pesquisa, desarrollada conjuntamente con el Centro de Ciencias Sociales de Berlín WZB, en Alemania, participaron 543 estudiantes en experimentos con temperaturas controladas dentro de un recinto cerrado.
Las temperaturas fueron elevadas por segmentos desde 61° Fahrenheit (16,1 °C) hasta 91° Fahrenheit (32,7 °C).
En cada período de prueba de temperatura se les pidió a los participantes que realizaran tres tareas diferentes durante un determinado tiempo, con un incentivo monetario basado en los resultados.
En el área de matemáticas debían sumar hasta cinco números de dos dígitos sin usar la calculadora. Para la prueba verbal los participantes tenían que formar la mayor cantidad posible de palabras con un conjunto de 10 letras.
En la última tarea evaluada, un test de reflexión cognoscitiva, a los participantes se les dio una batería de preguntas para elegir la que no correspondía al grupo.
Los investigadores encontraron que la temperatura ambiental influía sustancialmente en los resultados -tanto en hombres como en mujeres- en las pruebas de matemática y la verbal, pero no en la de reflexión cognoscitiva.
Aunque con una variación de pocos grados en la temperatura, la prueba resultó en una mayor productividad en el grupo de mujeres.
«Una de las cosas más sorprendentes que aprendimos es que no se trata de temperaturas extremas», agregó Chan, profesor de Finanzas y Economía de la Escuela de Negocios Marshall, de USC.
«No es como si pasáramos de estar congelándonos a una olla hirviendo. Aun si ibas de 60° a 75° F (15° a 23,8° C) -lo que es una temperatura relativamente normal-, todavía podías ver una importante variación en los resultados», anotó el analista.
El informe señala que en ambientes donde trabajan personas de ambos sexos las temperaturas deberían ser significativamente más altas que los estándares actuales, para aumentar la productividad.
Fuente: https://www.efe.com/